Anubis y Upuaut
Dioses Caninos que se complementan
En sus funciones funerarias
Sofía BONTEMPO
Desde comienzos de la civilización egipcia estuvo presente la creencia en una continuación de la vida después de la muerte.
Esta convicción estaba íntimamente relacionada con la idea de que para poder sobrevivir en el Más Allá hacía falta que el cuerpo no corrompido actuara como soporte de la parte espiritual.
Los tempranos enterramientos eran víctimas fáciles y frecuentes de los depredadores del desierto, especialmente de los chacales. La visión de un chacal junto a un cuerpo momificado bajo condiciones naturales, incentivó la creencia en esta figura animal como conductora de las almas hacia el Más Allá.
Hay dos dioses que sobresalen en su función funeraria: Anubis y Upuaut. Ambos mantienen papeles específicos, y cada una de sus funciones se alterna y complementa con la del otro. En este sentido, ambos pueden ser considerados como dos facetas complementarias que brindan protección en el pasaje hacia el mundo de los muertos.
1. La creencia de vida tras la muerte y el proceso de momificación
Desde comienzos de la civilización egipcia está presente la creencia en una continuidad de la vida después de la muerte. Se presume que en un principio los cadáveres se sepultaban a escasa profundidad bajo la arena sin ningún resguardo arquitectónico. La arena caliente y secante detenía el proceso de putrefacción y disecaba los cuerpos, transformándolos en momias naturales. Estas tumbas simples eran acechadas por los diversos animales carroñeros, entre ellos los chacales los cuales desenterraban los cuerpos para alimentarse.
La visión de un chacal junto a un cuerpo momificado por obra de la naturaleza incentivó la creencia de esta figura animal como conductora de las almas hacia el Más Allá y, por lo tanto, la creencia en una vida después de la muerte.
Cuando se comenzó a enterrar a los muertos en sarcófagos y dentro de complejos arquitectónicos funerarios, las condiciones ideales para la conservación de los cuerpos (tales como el calor extremo y la sequedad) desaparecieron, dando paso a climas húmedos que favorecieron la corrupción de los cadáveres. Para evitarlo, los antiguos egipcios desarrollaron diversas técnicas de momificación artificial, que variaron de época en época, pero que básicamente consistían en cubrir totalmente los cuerpos con natrón (un tipo de sal que absorbía los fluidos corporales y desecaba las carnes), para luego untarlos con resinas y ungüentos, y finalmente envolverlos en vendas de lino. Los sacerdotes dedicados a estas tareas se encomendaban al dios Anubis y utilizaban, en determinados pasajes del ritual, máscaras con el rostro del dios chacal.
2. Dioses caninos
Como se ha señalado, el chacal y otros cánidos salvajes fueron tempranamente asociados al ámbito funerario. Sus hábitos alimenticios, que incluían a veces desenterrar y alimentarse de los cuerpos de los difuntos, los colocaron como figuras protectoras de los muertos e incluso como guiadores. Por otro lado, sugestivamente, su hábitat natural, el desierto en donde se enterraban los cuerpos, estaba asociado al límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Es decir, su comportamiento biológico sentó las bases de una interpretación simbólico-religiosa.
Chacales
En la iconografía egipcia la imagen del chacal, o perro negro, fue asociada a diversos dioses, entre ellos Anubis, Upuaut o Upwaut,5 Duamutef, Khentyimentiu, etc. Muchas veces los dioses más poderosos o de mayor prestigio tendieron a absorber a las deidades más débiles, como en el caso de Sed y de Khentyimentiu, que terminaron asimilados a Upuaut.
3. Upuaut (Wepwawet u Ophois)
Esta deidad canina pudo ser en sus orígenes una de las diversas personalidades de Anubis que con el tiempo logra independizarse del dios. Sin embargo, para otros analistas, Upuaut fue desde el mismo principio una deidad separada que tuvo puntos de contacto con la función funeraria de Anubis. Es quizás por eso que muchas veces sus representaciones tienden a confundirse si no están debidamente nombradas y clarificadas.
De acuerdo con algunos relatos, Upuaut —llamado Ophois por los griegos— era uno de los hijos de Osiris, al igual que Anubis. Esta filiación podría presentar una incidencia directa en la estrecha relación que este dios tenía con la familia real, especialmente con el faraón.
Esta deidad se encuentra presente durante la celebración más importante del reinado, que se daba idealmente cada 30 años de gobierno: la fiesta Heb-Sed.6Esta celebración promovía el rejuvenecimiento del faraón, y le brindaba las fuerzas y el vigor necesarios para que pudiera continuar reinando. El estandarte de Upuaut encabezaba la marcha de la procesión (mal descrita como “danza”) en donde se cree que el gobernante supremo recorría un espacio que simbolizaba las cuatro partes del mundo.7
Esta función de guía le valió a Upuaut el apodo “El que abre el camino”. Cabe destacar que no solo conducía a los personajes, sino que también los defendía de posibles peligros. Como protector, la figura de Upuaut se puede encontrar también al frente de la barca solar durante su peligroso recorrido nocturno, en donde los dioses se enfrentaban a terribles seres que podían poner en jaque el equilibrio del mundo.
A la vez, como su papel fue encabezar marchas y procesiones, terminó asociado al mundo bélico. Su estandarte era enarbolado durante las batallas bajo su doble función de protector y guía en parajes desconocidos.